... donde dice MIR quiere decir pruebas de acceso a la formación sanitaria especializada.
Al MIR lo sostiene la LOPS. Lo mandata como prueba nacional y anual. Pero también lo sostiene la desconfianza general de no ser capaces de encomendar a los centros de formación la elección de los aspirantes a su petición. Esa desconfianza obliga a ordenar a los aspirantes separándolos a la diezmilésima para evitar el mayor número posible de empates, que de no conseguirlo obligaría a recurrir al sorteo entre los mismos.
Para evitar el máximo posible los empates del examen se eligió un ejercicio de respuestas múltiples con penalización. Ese tipo de ejercicio los reduce mucho pero no lo suficiente. Veamos como se valora el examen. Valor particular del examen (VPE = respuestas válidas * 3 - respuestas erróneas). Ese valor es siempre un número entero. Las netas no son una medida oficial del resultado del examen, simplemente son una referencia para los preparandos por aquello de la penalización de las falladas. Las netas son un tercio del VPE y las expresamos con dos decimales redondeados y no truncados. No es necesario truncarlas porque no sirven para realizar ningún cálculo en las normas de valoración oficiales.
Si en el VPE se empata, al ser un número entero, aunque lo multipliques por su factor de corrección que tiene 11 decimales truncados, sigue el empate. Así que la única manera de desempatar que se encontró fue añadir otro valor más al resultado final de la prueba, que una vez transformado por su factor de corrección, contribuyera a desempatar los empates del resultado del ejercicio de examen. Ese valor que se decidió añadir fueron los méritos académicos. Los empates siempre han sido muchos con 250 preguntas activas, con 225 tras su reducción, y aún serán más con la última reducción a 175. A igualdad de presentados cuantas menos preguntas tenga el examen más empates habrá.
¿Cuántos empates hay en el examen?
¿Cuántos empates hay en el examen?
Bien, vayamos con un ejemplo práctico. El año pasado con 225 preguntas activas. Supongamos un solo valor dentro de los 100 primeros, 171,67 netas por ejemplo, los empates fueron 9. Bien, vayamos ahora de los 100 a los 500 con uno solo de ellos, 161,00 netas, los empates fueron 32. Vayamos ahora de los 500 a los 1000 con uno solo de ellos, 153,00 netas, los empates fueron 59. Prosigamos con los ejemplos, vayamos ahora entre 1000 y 2000 con uno solo de ellos, 145,00 netas, los empates fueron 83. De 2000 a 3000 por ejemplo con uno solo de ellos, 141,00 netas, los empates fueron 89. De 3000 a 4000 con uno solo de ellos, por ejemplo, 129,00 netas, los empates fueron 101.
Imagínate ahora cuantos intervalos de de respuestas netas, con dos decimales, hay entre el mejor examen y el peor. Tres por cada número entero entre el mejor examen y el peor. Serían aproximadamente 550 intervalos de netas con un examen de 225 preguntas activas. Pues bien, si haces una media y la multiplicas por 550 te puedes hacer una idea de los empates totales entre todos los intervalos de respuestas netas.
A nadie se le escapa, solo con ver la segunda gráfica de cada doblete de la entrada anterior, que los empates no son iguales a lo largo de la distribución, pero sí se dan a lo largo de la misma. Arriba, abajo, y en el centro, y fundamentalmente en la joroba de la misma, tal y como se ve aquí debajo en otro tipo de gráfica.
No hace falta inventar nada para desempatar el resultado del examen. Lo hará peor.
Mira por donde, independientemente de su peso, esa fue la razón de que se tuvieran y se tengan en cuenta en el resultado final de la prueba los méritos académicos. Aunque no se haya dicho nunca en las normas de valoración de la prueba, no quedaba bien, eran necesarios para desempatar los múltiples resultados por cada unidad del VPE, o de cada unidad de respuestas netas.
Esa fue, y esa sigue siendo, la razón práctica y matemática de que se hayan incluido en el resultado final de la prueba y por tanto en las normas de valoración. Las normas de desempate no llegarían a desempatar todos los empates que se producían y se producen en el ejercicio de examen que obligarían a sortear el orden de los que quedaran empatados y serían muchos. Para eso, y por eso, se incluyó en su día la ponderación de los méritos académicos en el resultado final de la prueba. ¿Pero entonces cómo se suman dos valores expresados en escalas distintas como son el resultado del examen y el resultado de los méritos académicos?
Con los factores de corrección. Los factores de corrección son el cociente de dividir el peso en la prueba del examen, o de los méritos académicos, por los diez mejores de uno u otros, expresados con once decimales truncados. Para obtener los puntos finales de cada uno basta multiplicar cada valor particular por su factor de corrección y el resultado se trunca con cuatro decimales. La suma de los puntos finales de examen y de los méritos académicos es el resultado final de la prueba, expresado en puntos totales con cuatro decimales, es decir a la diezmilésima. Ordenados los puntos totales, de más a menos, se convertirán en nº de orden como resultado final de la prueba.
Al ser la prueba de libre concurrencia y proceder los aspirantes de distintas universidades, de distintos planes de estudio y de distintos sistemas de evaluación, para la baremación de los méritos académicos se estableció un sistema de ponderación a través de un cociente que permitía obtener los decimales truncados que se quisieran. Dos en su momento y a partir de la convocatoria 2008 cuatro. Solo con eso los empates en puntos totales del resultado final quedan reducidos a la mínima expresión. Aún así los posibles empates en puntos totales que pudieran quedar tendrían tres normas de desempate. La última de ellas el sorteo.
Está claro que con 175 preguntas activas los empates aumentarán y volverá a ser la concreción de los méritos académicos los que desempatarán. Tendrán menos decimales pero cumplirán su función, peor pero la cumplirán. A los empates que queden en puntos totales se les aplicarán las normas de desempate. Dos previas y si hiciera falta el sorteo.
Bien, supongamos ahora que pasamos de la desconfianza a la confianza para que fueran los centros los que eligieran a los aspirantes. ¿Qué pasaría con el MIR?
Que el resultado de la prueba no necesitaría contar con los méritos académicos, estos los incorporarían los aspirantes a los centros elegidos, con el resto de documentación exigida, para su selección y formación posterior. ¿Y el examen?
El resultado del examen se podría expresar en percentiles de la distribución de resultados y no necesariamente con un nº de orden. La gran ventaja es que de esa forma da igual el número de presentados a la prueba. ¿Por qué?
La variable principal que determina el nº de orden en una convocatoria cualquiera es el número de presentados al examen ese año. Después, y solo después, el resultado del examen. ¿Pero qué dices?
Lo que digo. Para que lo entiendas rápido y bien te pongo un ejemplo radical.
Supongamos que un año se presentan 5.000 médicos a la prueba de libre concurrencia. Al resultado mediano o P50 de los resultados le correspondería el nº de orden 2500. Supongamos ahora que se presentan 10.000 médicos al examen, ¿qué nº de orden le correspondería a la mediana o P50 de los resultados? pues el nº de orden 5000. Los dos son un P50 del resultado del examen pero con una diferencia. Uno es el nº de orden 2500 y el otro es el nº de orden 5000.
Como resulta que las plazas se eligen por nº de orden y no por el resultado del examen expresado en pecentiles, ¿cómo te quedarías si un año te toca un nº de orden 5000 con la misma nota que otro al que le correspondió un nº de orden 2500?
Esta es la servidumbre de la prueba. Necesita expresar su resultado final en nº de orden para elegir plaza de forma prevalente cada año, y no se elige lo mismo con un 2500 que con un 5000. Para mayor paradoja la prueba sigue siendo de libre concurrencia y por tanto la variable principal que determinará los nº de orden, el número de presentados, es ad libitum y determinará el nº de orden que corresponderá a la mediana de la distribución de resultados. Una prueba selectiva de libre concurrencia en la que para complicarlo más todavía la demanda es selectiva, es decir elige si puede y si quiere. No todo el mundo quiere ir a cualquier lugar ni elegir cualquier especialidad.
Ahora supongamos que el resultado final se expresara en percentiles de la distribución de resultados del ejercicio de examen. ¿Qué pasaría?
El examinado recibiría una credencial del percentil, con dos decimales si fuera preciso, que valdría por un tiempo a determinar. Ese percentil de resultados del ejercicio de examen, por naturaleza, equivaldría a otro igual de otro año con más presentados o con menos. Con esa credencial, más el certificado de méritos académicos anteriores y lo que considerara oportuno la comisión de selección del centro correspondiente, el aspirante presentaría la solicitud en el centro o centros para una o más especialidades.
La servidumbre y grandeza de la prueba es que quien elige centro de formación y especialidad es el aspirante y no el centro. Algo casi exclusivo de España. En el mundo anglosajón, y en otros, se separa el examen de la elección de centro y especialidad. Es el centro de formación quien elige en última instancia a los aspirantes.
La LOPS se puede cambiar, pero salvar la desconfianza en los otros es un asunto más peliagudo. Así que al final resulta que es el miedo quien guarda la viña. De todas formas todo cambia y el futuro está por escribir. Es impredecible. A veces depende de alguien que pasaba por allí.
¿Cómo será el MIR cuando ya no esté?
Imagínate ahora cuantos intervalos de de respuestas netas, con dos decimales, hay entre el mejor examen y el peor. Tres por cada número entero entre el mejor examen y el peor. Serían aproximadamente 550 intervalos de netas con un examen de 225 preguntas activas. Pues bien, si haces una media y la multiplicas por 550 te puedes hacer una idea de los empates totales entre todos los intervalos de respuestas netas.
A nadie se le escapa, solo con ver la segunda gráfica de cada doblete de la entrada anterior, que los empates no son iguales a lo largo de la distribución, pero sí se dan a lo largo de la misma. Arriba, abajo, y en el centro, y fundamentalmente en la joroba de la misma, tal y como se ve aquí debajo en otro tipo de gráfica.
Mira por donde, independientemente de su peso, esa fue la razón de que se tuvieran y se tengan en cuenta en el resultado final de la prueba los méritos académicos. Aunque no se haya dicho nunca en las normas de valoración de la prueba, no quedaba bien, eran necesarios para desempatar los múltiples resultados por cada unidad del VPE, o de cada unidad de respuestas netas.
Esa fue, y esa sigue siendo, la razón práctica y matemática de que se hayan incluido en el resultado final de la prueba y por tanto en las normas de valoración. Las normas de desempate no llegarían a desempatar todos los empates que se producían y se producen en el ejercicio de examen que obligarían a sortear el orden de los que quedaran empatados y serían muchos. Para eso, y por eso, se incluyó en su día la ponderación de los méritos académicos en el resultado final de la prueba. ¿Pero entonces cómo se suman dos valores expresados en escalas distintas como son el resultado del examen y el resultado de los méritos académicos?
Con los factores de corrección. Los factores de corrección son el cociente de dividir el peso en la prueba del examen, o de los méritos académicos, por los diez mejores de uno u otros, expresados con once decimales truncados. Para obtener los puntos finales de cada uno basta multiplicar cada valor particular por su factor de corrección y el resultado se trunca con cuatro decimales. La suma de los puntos finales de examen y de los méritos académicos es el resultado final de la prueba, expresado en puntos totales con cuatro decimales, es decir a la diezmilésima. Ordenados los puntos totales, de más a menos, se convertirán en nº de orden como resultado final de la prueba.
Al ser la prueba de libre concurrencia y proceder los aspirantes de distintas universidades, de distintos planes de estudio y de distintos sistemas de evaluación, para la baremación de los méritos académicos se estableció un sistema de ponderación a través de un cociente que permitía obtener los decimales truncados que se quisieran. Dos en su momento y a partir de la convocatoria 2008 cuatro. Solo con eso los empates en puntos totales del resultado final quedan reducidos a la mínima expresión. Aún así los posibles empates en puntos totales que pudieran quedar tendrían tres normas de desempate. La última de ellas el sorteo.
Está claro que con 175 preguntas activas los empates aumentarán y volverá a ser la concreción de los méritos académicos los que desempatarán. Tendrán menos decimales pero cumplirán su función, peor pero la cumplirán. A los empates que queden en puntos totales se les aplicarán las normas de desempate. Dos previas y si hiciera falta el sorteo.
Bien, supongamos ahora que pasamos de la desconfianza a la confianza para que fueran los centros los que eligieran a los aspirantes. ¿Qué pasaría con el MIR?
Que el resultado de la prueba no necesitaría contar con los méritos académicos, estos los incorporarían los aspirantes a los centros elegidos, con el resto de documentación exigida, para su selección y formación posterior. ¿Y el examen?
El resultado del examen se podría expresar en percentiles de la distribución de resultados y no necesariamente con un nº de orden. La gran ventaja es que de esa forma da igual el número de presentados a la prueba. ¿Por qué?
La variable principal que determina el nº de orden en una convocatoria cualquiera es el número de presentados al examen ese año. Después, y solo después, el resultado del examen. ¿Pero qué dices?
Lo que digo. Para que lo entiendas rápido y bien te pongo un ejemplo radical.
Supongamos que un año se presentan 5.000 médicos a la prueba de libre concurrencia. Al resultado mediano o P50 de los resultados le correspondería el nº de orden 2500. Supongamos ahora que se presentan 10.000 médicos al examen, ¿qué nº de orden le correspondería a la mediana o P50 de los resultados? pues el nº de orden 5000. Los dos son un P50 del resultado del examen pero con una diferencia. Uno es el nº de orden 2500 y el otro es el nº de orden 5000.
Como resulta que las plazas se eligen por nº de orden y no por el resultado del examen expresado en pecentiles, ¿cómo te quedarías si un año te toca un nº de orden 5000 con la misma nota que otro al que le correspondió un nº de orden 2500?
Esta es la servidumbre de la prueba. Necesita expresar su resultado final en nº de orden para elegir plaza de forma prevalente cada año, y no se elige lo mismo con un 2500 que con un 5000. Para mayor paradoja la prueba sigue siendo de libre concurrencia y por tanto la variable principal que determinará los nº de orden, el número de presentados, es ad libitum y determinará el nº de orden que corresponderá a la mediana de la distribución de resultados. Una prueba selectiva de libre concurrencia en la que para complicarlo más todavía la demanda es selectiva, es decir elige si puede y si quiere. No todo el mundo quiere ir a cualquier lugar ni elegir cualquier especialidad.
Ahora supongamos que el resultado final se expresara en percentiles de la distribución de resultados del ejercicio de examen. ¿Qué pasaría?
El examinado recibiría una credencial del percentil, con dos decimales si fuera preciso, que valdría por un tiempo a determinar. Ese percentil de resultados del ejercicio de examen, por naturaleza, equivaldría a otro igual de otro año con más presentados o con menos. Con esa credencial, más el certificado de méritos académicos anteriores y lo que considerara oportuno la comisión de selección del centro correspondiente, el aspirante presentaría la solicitud en el centro o centros para una o más especialidades.
La servidumbre y grandeza de la prueba es que quien elige centro de formación y especialidad es el aspirante y no el centro. Algo casi exclusivo de España. En el mundo anglosajón, y en otros, se separa el examen de la elección de centro y especialidad. Es el centro de formación quien elige en última instancia a los aspirantes.
La LOPS se puede cambiar, pero salvar la desconfianza en los otros es un asunto más peliagudo. Así que al final resulta que es el miedo quien guarda la viña. De todas formas todo cambia y el futuro está por escribir. Es impredecible. A veces depende de alguien que pasaba por allí.
¿Cómo será el MIR cuando ya no esté?
Buenas tardes! Se sabe cuantos extranjeros se presentan al mir con exactitud? Gracias!
ResponderEliminarLa exactitud de los presentados se sabe con la publicación de los resultados, primero provisionales y luego definitivos. En esos listados los no presentados aparecen con el texto de no presentados.
EliminarSi te refieres a los listados de admitidos tienes una entrada con los valores de cada subconjunto y en total.
https://www.google.com/amp/s/amp.redaccionmedica.com/secciones/formacion/mir-2020-admitidos-3-996-extranjeros-de-61-paises-1-de-cada-4-aspirantes-9324
ResponderEliminarLa he visto. Si restas del total de extranjeros los que han sido admitidos como comunitarios (UE) te sale la cifra del reportaje.
Eliminarhttps://gangasmir.blogspot.com/2020/01/los-admitidos-en-el-mir-20192020.html
EliminarMir y usted van ligados !! No nos puede faltar,SALUD por muuuucho tiempo mas !!!!!Gracias por todo.
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarMe gustaría saber si en la convocatoria pone la hora del examen.
He buscado y no encuentro nada.
Yo estoy dando por hecho que será alas 4 pm como todos los años. ( Del sábado 25 de enero ).
Gracias !
El llamamiento comenzará a las 15:30 H (14:30 en Canarias) del día 25 de enero de 2020 en la mesa de examen señalada en la relación definitiva de admitidos.Los aspirantes tendrán que acudir provistos de un bolígrafo de tinta azul o negra indeleble.
Eliminarhttps://fse.mscbs.gob.es/fseweb/view/index.xhtml