La casa de mi niñez tenía dos ejes, la cocina y el cuarto de costura. Este último, una habitación pequeña y luminosa, era por las tardes el reino de las mujeres. Mi madre, mis abuelas, mis tías y alguna amiga tomaban posesión de él y allí, mientras bebían sus cafecitos acompañados de un trozo de bizcochón o de los dulces de mi abuela, cosían vestidos y bordaban colchas, manteles, cortinas… entretejido todo con el fondo amortiguado de la radio y el hilo de las conversaciones.
Allí se tricotaban y se remendaban todos los proyectos familiares, las idas y venidas de Venezuela, las cartas, las bodas, los amoríos, las enfermedades y los entierros.
Allí se festoneaban las historias de conocidos o desconocidos, como la de una tía abuela que había muerto joven y a la que le negaron el día anterior unas sardinas fritas, no fueran a sentarle mal. “A un enfermo hay que darle todo lo que le apetece, que no es cuestión de que se vaya con las ganas”, remataba mi abuela, con las gafas en la punta de la nariz y cortando el hilo con los dientes.
Allí se hilvanaban las risas contando hechos, como cuando otra pariente, que no quería casarse pero sí tener “pretendientes” (y ya se le iba pasando el arroz), recibió una llamada desde el Mirador Don Martín de Güimar, y, toda emocionada, tapando el teléfono, dijo a todas: “Dice que es un admirador, Don Martín…”
Allí se hacían bodoques con lo oído por la radio o leído en los periódicos, con los amores y desamores de las estrellas o la realeza (María Callas, Ingrid Bergman o Fabiola de Bélgica pasaron por allí), con las llegadas y partidas de los barcos en el puerto, con los chistes sobre los políticos, con los libros leídos y las películas vistas.
En el cuarto de costura rehilé mis primeros seriales de la radio, o, por lo menos, parte de ellos, cuando no se daban cuenta de que yo (“la ropa tendida”) estaba en un rinconcito con los oídos de par en par. Me acuerdo de uno en el que a la chica, tan buenita y virtuosa, la engañaba el malvado de turno que organizaba una boda falsa, se “aprovechaba” de ella y luego si te he visto no me acuerdo, la dejaba embarazada, soltera y sola en la vida. Después él se reformaba y se enamoraba de verdad pero le costaba 2700 días de serial volver a reconquistar el amor de la buenita. Suena a conocido ¿no?
Podría parecer que los cuartos de costura han desaparecido en esta época de vestidos de usar y tirar, en la que los bordados vienen de China y en la que a nadie se le ocurre hacerse una dote de sábanas con calados.
Pero no. Los cuartos de costura siguen existiendo en la necesidad que todos tenemos de contar y escuchar historias, de discutir temas de actualidad o de reírnos hasta de nosotros mismos. Lo único que pasa es que han cambiado de nombre.
Ahora se llaman blogosfera.
Te lo puse en mi blog y te lo repito aquí que considero un honor estar también en tu casa. El cafecito y los dulces, aunque no sean los de mi abuela, quedan prometidos para alguna ocasión. Después de todo, Canarias y la península no están tan lejos. Un abrazo y gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias Jane, el honor es mío, menuda tertulia íbamos a tener, con dulces y con café, hasta las tantas, jajaja
ResponderEliminarUn abrazo y reitero el agradecimiento.
gangas, como decimos en mi país, no seas gacho tío, para cosas tan enriquecedoras que escribes creo que necesitamos un poco más, pues sólo nos dejas con la miel en los labios. felicidades por tan exquisito escrito y tan exacto título. eso de blogósfera es bastante atinado.
ResponderEliminarNo pude evitar reflexionar sobre lo cercano y distante que esta mi país (Venezuela) de España, leo la entrada y recuerdo escenas comunes vivídas desde este lado del oceano que me lleva a pensar que esos viajes de ida y vuelta desde las Islas Canarias no han terminado, he conocido gente extraordinaria llegada desde esas latitudes que ayudaron a esta tierra a crecer, amistades entrañables que enriquecen nuestro gentilicio, y sin embargo ahora somo nosotros los que miramos a la vieja Europa como una válvula de escape a la tragedia latinoamericana, espero que en el camino de mi vida que ahora me lleva a la Madre Patria encuentre seres como los de este relato.
ResponderEliminarCésar
FELIZ DIA DE S. JOSE MARIA. Le deseo lo mejor en este y el resto de los días. Que lo disfrute usted con todos los que quiera y desee y recuerde que se le respeta y se le quiere.Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarmuy interesante el relato, fino, fino :D
ResponderEliminaryo también quería felicitarte (con un diíca de retraso), y desearte lo mejor...
Quizás este verano (a partir de mediados de Julio) os apetecía veníos a pasar unos días por aquí (Berna y alrededores). Lo cierto es que sería un placer para mí y creo que lo pasaríamos bien! (hablarlo con la tía, mi madre y Elviras y vemos a ver si cuaja).
apa, abrazos!
Anónimo dijo...
ResponderEliminarmuy interesante el relato, fino, fino :D
yo también quería felicitarte (con un diíca de retraso), y desearte lo mejor...
Quizás este verano (a partir de mediados de Julio) os apetecía veníos a pasar unos días por aquí (Berna y alrededores). Lo cierto es que sería un placer para mí y creo que lo pasaríamos bien! (hablarlo con la tía, mi madre y Elviras y vemos a ver si cuaja).
apa, abrazos!
20/03/11 13:09
Gracias Juan, a ver...
Anónimo dijo...
ResponderEliminarFELIZ DIA DE S. JOSE MARIA. Le deseo lo mejor en este y el resto de los días. Que lo disfrute usted con todos los que quiera y desee y recuerde que se le respeta y se le quiere.Un fuerte abrazo.
19/03/11 20:37
Gracias
Tu "cuarto de la costura" es mi "mesa camilla con brasero de ascuas", en la casa de los abuelos en cuenca. Me encanta leerte. un abrazo lejano pero cercano.
ResponderEliminarRafa
Rafa dijo...
ResponderEliminarTu "cuarto de la costura" es mi "mesa camilla con brasero de ascuas", en la casa de los abuelos en cuenca. Me encanta leerte. un abrazo lejano pero cercano.
Rafa
21/03/11 22:56
Rafa, me alegra verte por aquí, subí esta entrada de Jane en el día de su cumpleaños y de mi santo, como ha dicho un comentarista su relato es fino, fino.
He tuiteado la entrada compartida esta que habéis hecho entre Jane y tu jeje
ResponderEliminarUn beso para cada uno
Gracias Juana
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