viernes, 1 de noviembre de 2013

LA ESENCIA DE LA EDUCACIÓN...

“la gran paradoja de la educación es que siempre estamos corriendo detrás de la realidad. Personas que crecimos en la dictadura o que no sabemos manejar la tecnología tenemos que enseñar a otros que nacieron en la democracia y que están mucho más familiarizados que nosotros con todo tipo de aparatos tecnológicos, de modo que estamos transmitiendo nuestra experiencia a quienes viven una realidad más avanzada que la nuestra. Pero aunque la educación se renueve permanentemente, hay una serie de puntos básicos que no cambian, y es sobre ellos sobre los que incidimos. Porque la educación tiene como primer objetivo cultivar la humanidad misma. No se trata de preparar buenos empleados, sino de formar buenos seres humanos y buenos ciudadanos, y eso no ha cambiado”.

La educación, además, debe evitar la trampa de convertirse en un simple instrumento al servicio de fines inmediatos. No se trata de aprender habilidades para ganarse la vida o de desarrollar aptitudes para hacerse rico, señala Savater, sino que la esencia de la educación va mucho más allá, al desarrollar una facultad “para la que no conocemos un uso concreto y directo. Ese pasar de una idea a la otra a lo mejor no me sirve de manera inmediata o a lo mejor no me sirve para nada, pero me convierte en una persona más humana y más realizada”.

Fernando Savater

Adenda del editor del blog:

No es lo mismo instruir que educar, instruir es necesario pero no suficiente, educar es imprescindible, hasta que la persona, sujeto de la educación, adquiere su autonomía, su autodeterminación, su capacidad para respetarse y respetar, para obrar por su cuenta. Ahí se acaba la influencia de la educación "de los otros como sistema" pero no de los otros como personas, de las otras personas que le rodean en su mundo, en sus mundos, porque siguen existiendo influencias educativas de unos con otros. 

Esa es la paradoja del sistema educativo como sistema, educar al principio, instruir a la vez y hasta el final, respetando la autonomía in crescendo del proyecto de persona que tiene entre manos, en un fenómeno dinámico en el tiempo, de influencias de más a menos conforme avanza el proceso, de familia, de amigos, de maestro a educando, de maestro a persona que va adquiriendo autonomía. Receptora primero de valores y saberes, creciendo en autonomía, tomando decisiones y equivocándose. 

El educando-educado una vez se se asienta en su autonomía, piensa y actúa por sí mismo. Si prolonga su formación en el sistema educativo, ese sistema ha de respetar esa autonomía, las normas ya lo recogen. El educando-educado, la persona, ya se ha construido su modo de vida, su modo de ver la vida, con las influencias de unos y otros, con su libre albedrío. La instrucción en el sistema sigue pero a partir de esa raya difuminada de adquisición de su autonomía el sistema solo instruye y los valores entre personas se trasmiten con los hechos, con el imaginario del ejemplo, no con discurso.

No se puede caer en la trampa de formar empleados, los empleados puede ser sustituidos por máquinas. Hay que formar personas, buenas personas, que no solo puedan adaptarse a los cambios, sino provocarlos y gestionarlos. 

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