De la vieja fuente grata
en el sonoro cristal,
la luna brillaba igual
que una moneda de plata.
Temblaba su mano breve,
de blanca y sedeña piel.
-¡Que bonita cae la nieve...
y que cruel!
-No tiembles, yo haré un corpiño
para tus senos triunfales
con la pompa del armiño
de los mantos imperiales.
Y un espíritu burlón
que entre las frondas había,
al escuchar mi canción,
se reía, se reía...
Emilio Carrere
en el sonoro cristal,
la luna brillaba igual
que una moneda de plata.
Temblaba su mano breve,
de blanca y sedeña piel.
-¡Que bonita cae la nieve...
y que cruel!
-No tiembles, yo haré un corpiño
para tus senos triunfales
con la pompa del armiño
de los mantos imperiales.
Y un espíritu burlón
que entre las frondas había,
al escuchar mi canción,
se reía, se reía...
Emilio Carrere
Llevo ni sé el tiempo, intentándo hacer tiempo para leer :"La torre de los cuatro jorobados " de Emile Carrere.
ResponderEliminarLa poesía de Concha Espina es bellísima.
Tus poemas ,entre estas gráficas, son ,ni sé decirlo, me saldría alguna bobada algo empalagosa, y me he quedado asombrada de lo bien que lo hace Doña Concha, con palabras trilladas, y de pronto se ponen los pelos de punta, y una piensa cómo es posible que palabras unas tras otras nos hagan sentir, darnos cuentas que somos mucho más que carne y huesos, que tantas y tantas veces vemos.
Un abrazo muy fuerte