En el fondo del mal el bien palpita;
el ánimo, enervado en los placeres,
cobra en la adversidad fuerza infinita,
y en el laboratorio de los seres,
todo que ha muerto, resucita.
La tormenta es presagio de bonanza;
del desengaño nace la experiencia;
de la duda, la ciencia,
y del triste infortunio, la esperanza.
Un espinoso arbusto da la rosa;
sale volando de la larva inerte,
como una alada flor, la mariposa;
brilla el iris en nube ennegrecida,
y bullen en el seno de la muerte
los gérmenes fecundos de la vida.
La gloria es grande, si la lucha es fuerte;
la estatua a golpes de cincel se labra;
la tierra, con el hierro del arado,
y el error, de su altar cae desplomado
al golpe inmaterial de la palabra.
El seno se desgarra al nacimiento;
la religión se prueba en el martirio;
la virtud es combate turbulento;
el genio, tempestad, fiebre, delirio.
Al soplo del simún crecen las palmas;
surgen de las borrascas las centellas;
del incendio, del caos, las estrellas,
¡y el amor, del incendio de las almas!
José Velarde (1849-1892)
el ánimo, enervado en los placeres,
cobra en la adversidad fuerza infinita,
y en el laboratorio de los seres,
todo que ha muerto, resucita.
La tormenta es presagio de bonanza;
del desengaño nace la experiencia;
de la duda, la ciencia,
y del triste infortunio, la esperanza.
Un espinoso arbusto da la rosa;
sale volando de la larva inerte,
como una alada flor, la mariposa;
brilla el iris en nube ennegrecida,
y bullen en el seno de la muerte
los gérmenes fecundos de la vida.
La gloria es grande, si la lucha es fuerte;
la estatua a golpes de cincel se labra;
la tierra, con el hierro del arado,
y el error, de su altar cae desplomado
al golpe inmaterial de la palabra.
El seno se desgarra al nacimiento;
la religión se prueba en el martirio;
la virtud es combate turbulento;
el genio, tempestad, fiebre, delirio.
Al soplo del simún crecen las palmas;
surgen de las borrascas las centellas;
del incendio, del caos, las estrellas,
¡y el amor, del incendio de las almas!
José Velarde (1849-1892)
vaya, vaya, quien tiene tempestad en el corazon¿?
ResponderEliminaraunque como dicen despues de la tormenta viene la calma o no¿?
Gracias por compartir este poema.
besotes
"La adversidad tiene el don de despertar talentos que en la prosperidad hubiesen permanecido durmiendo." Horacio
ResponderEliminarAunque tampoco conviene "apegarse" al infortunio y convertirse en una víctima.
Gracias a las dos por los comentarios.
ResponderEliminarLos versos pertenecen a un poemario que lleva ese título y están extractados de él.
Aunque me los aplico para mi, también quise compartirlos con los nuevos preMIRes que han comenzado ya o comenzarán en breve, pasarán por malos momentos, también por buenos, espero que les sirvan a ellos y también a mi, y también vuestros comentarios procuraré aplicármelos.
Un abrazo para las dos.